“El
hombre mendigo”
Caminaba el maestro por la calle, y ve a un hombre que mendiga, en un santiamén le dice a uno de los discípulos ¡ ve aquel señor, que implora! Pregúntale que ¿por qué lo hace?
El discípulo va se acerca al mendigo y pregunta:
– ¿por qué mendiga señor?
El mendigo miro al discípulo y exclamo:
-"soy muy pobre y tengo que buscar que comer"
- señalo-
El discípulo retorna y expresa:
-dice él "que es muy pobre y tienes que buscar que comer"
-puntualizo-
Entonces, el maestro le dice de nuevo ve y dile que le pagare ¡10 millones de papeletas con fuerza legal, y proporcionare
una casa de lujo! Si me vende sus “dos ojos”
-expreso el maestro-
De nuevo el discípulo va donde el mendigo y le transmite el mensaje del maestro, él mendigo asombrado da como respuesta:
- ¡dígale que si está loco! ¿Cómo pretende que voy a vender mis ojos para quedarme ciego! Le restregó en la cara al alumno del maestro.
Al regreso del alumno el maestro conoce la decisión del mendigo, y le envía otro emisario
– Ve tú dile que pagare cinco millones de papeletas de uso legal si me vende sus dos piernas.
– El joven le expresa al indigente la oferta de comprarle sus dos piernas.
El limosnero lo mira aparentemente con sus ánimos, fuera de quicio y dice:
-¡por Dios no venderé mis piernas!
Y así, fue el maestro haciéndoles seductoras e irresistibles ofertas y al ver que eran rechazadas por el mendigo, el propio maestro se le acerco y le dijo:
-Ya que usted no ha aceptado ningunos de mis ofrecimientos a pesar del alto precio que es ofrecido, le haré una última propuesta, véndame los diez dedos de sus manos, simplemente eso y te haré rico.
-Señor, gracias por su promesa pero no pierda el tiempo conmigo, que yo no venderé de mi cuerpo ni una uña… déjese de caballa.
-Le solicito el mendigo al maestro-
El maestro sonrió y le expreso amablemente:
-Mi querido señor, dice que pide por que es pobrecito, y eso no es verdad, por que cuantas ofertas millonarias ha depreciado, usted tienes todo lo que el creador le a regalado intacto y en plena salud.
El mendigo ve bien al maestro lo escruta con su mirada entonces, he cuando descubre que el maestro era ciego y con prótesis de piernas y brazos.
Entonces, el mendigo le dijo al maestro:
-Me da pena de usted señor, por que a pesar de tener fortuna, y riqueza, “perdió lo que le regalo nuestro Dios: sus ojos, brazos y piernas, ahora lo veo clarito ciertamente amigo usted es más pobre que yo.
“¡Gracias mi Dios por esta bendición!”
Caminaba el maestro por la calle, y ve a un hombre que mendiga, en un santiamén le dice a uno de los discípulos ¡ ve aquel señor, que implora! Pregúntale que ¿por qué lo hace?
El discípulo va se acerca al mendigo y pregunta:
– ¿por qué mendiga señor?
El mendigo miro al discípulo y exclamo:
-"soy muy pobre y tengo que buscar que comer"
- señalo-
El discípulo retorna y expresa:
-dice él "que es muy pobre y tienes que buscar que comer"
-puntualizo-
Entonces, el maestro le dice de nuevo ve y dile que le pagare ¡10 millones de papeletas con fuerza legal, y proporcionare
una casa de lujo! Si me vende sus “dos ojos”
-expreso el maestro-
De nuevo el discípulo va donde el mendigo y le transmite el mensaje del maestro, él mendigo asombrado da como respuesta:
- ¡dígale que si está loco! ¿Cómo pretende que voy a vender mis ojos para quedarme ciego! Le restregó en la cara al alumno del maestro.
Al regreso del alumno el maestro conoce la decisión del mendigo, y le envía otro emisario
– Ve tú dile que pagare cinco millones de papeletas de uso legal si me vende sus dos piernas.
– El joven le expresa al indigente la oferta de comprarle sus dos piernas.
El limosnero lo mira aparentemente con sus ánimos, fuera de quicio y dice:
-¡por Dios no venderé mis piernas!
Y así, fue el maestro haciéndoles seductoras e irresistibles ofertas y al ver que eran rechazadas por el mendigo, el propio maestro se le acerco y le dijo:
-Ya que usted no ha aceptado ningunos de mis ofrecimientos a pesar del alto precio que es ofrecido, le haré una última propuesta, véndame los diez dedos de sus manos, simplemente eso y te haré rico.
-Señor, gracias por su promesa pero no pierda el tiempo conmigo, que yo no venderé de mi cuerpo ni una uña… déjese de caballa.
-Le solicito el mendigo al maestro-
El maestro sonrió y le expreso amablemente:
-Mi querido señor, dice que pide por que es pobrecito, y eso no es verdad, por que cuantas ofertas millonarias ha depreciado, usted tienes todo lo que el creador le a regalado intacto y en plena salud.
El mendigo ve bien al maestro lo escruta con su mirada entonces, he cuando descubre que el maestro era ciego y con prótesis de piernas y brazos.
Entonces, el mendigo le dijo al maestro:
-Me da pena de usted señor, por que a pesar de tener fortuna, y riqueza, “perdió lo que le regalo nuestro Dios: sus ojos, brazos y piernas, ahora lo veo clarito ciertamente amigo usted es más pobre que yo.
“¡Gracias mi Dios por esta bendición!”
0 comentarios:
Publicar un comentario