OPINION
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Por
Teófilo Quico Tabar
Cuando insisto en que el proceso político electoral debe
terminar en mayo, no es porque pretenda desconocer los peligros que acarrea la
pandemia que nos azota. De manera más peligrosa para los que tenemos 75 años o
más; sino porque constitucionalmente las elecciones están pautadas para ese
mes. Y si acaso las circunstancias impusiesen la necesidad de establecer otra
fecha, lo que propongo es que el proceso termine ese nuevo día señalado. Sin
que haya necesidad de ir más allá.
Fíjense bien. Si se presentara una situación que
amerite posponer la fecha de las elecciones de mayo, como ya algunos están
sugiriendo, y como nadie sabe aún como estaremos a corto o
mediano plazo, aunque algunos quieren cruzar el
puente antes de llegar al río, podría suceder que el 16 de agosto, fecha en que
termina este gobierno y debe juramentarse el nuevo, llegara en medio del
proceso electoral o contando votos.
Y saben ustedes lo que significaría eso. Pues
nada más y nada menos que una posible situación de ilegitimidad. Y eso sería lo
peor que pudiera ocurrirle al país en medio de la pandemia, sumado a una crisis
economía. Y como no dudo que algunos pudieran estar jugando a eso, he querido
insistir en el tema.
Y no me refiero a ningún sector específico. No
estoy pretendiendo que el dedo acusador señale culpables favoritos. Como
conozco el país y a sus actores, quiero llamar la atención ciudadana para que
esto culmine el mes de mayo como establece la constitución o el día que se
determine. Pero ahí mismo. Porque si llegásemos a agosto sin el nuevo gobierno,
probablemente implicaría una reforma constitucional. Todo eso entre virus y
economía en peligro.
Desde ahora les adelanto que pronto comenzaremos
a escuchar a “facultos” y “todólogos” buscando subterfugios y vericuetos.
Pontificando sobre lo que más le conviene al país. Ya oiremos decir: Que no hay
condiciones para las elecciones. Que hay que posponerla sin fecha límite. Que
habría que extender el período gubernamental. Que se impone un gobierno
provisional. Y así por el estilo.
Y con ideas de esa naturaleza no hay que
descartar sectores. Porque bien puede haber gente que aparenta apoyar al
gobierno, pero igual sectores que aparentan favorecer a la oposición. Pues en
el fondo coinciden en impedir el triunfo de la verdadera oposición. La que
desde hace un tiempo marca la delantera.
La realidad es que hay quienes quieren usar el
jueguito de mantener el país en vilo. Aprovechar cualquier situación, ahora por
el Coronavirus, para tirar tarrayas o anzuelos en rio revuelto o en mar picado,
tratando de pescar lo que no tienen a su alcance.
Y ante una situación verdaderamente especial como
la actual, amenazados por un virus todavía en estudio y una economía que se
agrava, mi única preocupación es advertir la importancia de que el gobierno que
habrá de surgir en mayo o cuando se determinare, sea legítimo. Que no vengan
con cuentos chinos, ni inventen fórmulas que puedan conducirnos a la ilegitimidad.
Seguiré advirtiendo.
tabasa1@hotmail.com
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