Lo mío lo Cuido yo
Por José de la Rosa
Por José de la Rosa
Él fumaba
plácidamente.
La brasa mantenía el
cachimbo encendido. Inhalo una
boca rada de humo que expelió en el
acto. Contamino el ambiente.
Ella estaba intranquila no soportaba el juego que disfrutaba el gato con
los genitales
de Amancio, y al ver que él continuaba fumando,
tranquilo ignorando el juego del gato Prudencia, por lo bajito dijo:
-“Zape, zape, zape gato del demonio”
Pero el gato continúo jugando, lanzándoles zarpadas cariñosas a los
-“Zape, zape, zape gato del demonio”
Pero el gato continúo jugando, lanzándoles zarpadas cariñosas a los
colgantes testículos de Amancio. Entonces fue cuando Prudencia,
expreso:
-“Oye tú el gato esta jugando con tus cosas y lo puede lastimar” –
-“Oye tú el gato esta jugando con tus cosas y lo puede lastimar” –
Señalo. Él la, él la miro y expreso:
– ¿Qué te importa que el gato lo lastime o no, por qué tú dice que-
– ¿Qué te importa que el gato lo lastime o no, por qué tú dice que-
eres mi enemiga?
Ella sonrió como hacia tiempo y le dice:
-Ciertamente que soy enemiga de tu persona arrogante, ingrata, e infiel pero…
-Ciertamente que soy enemiga de tu persona arrogante, ingrata, e infiel pero…
no de esos ¡Colgantes que tanta complacencia me han dado, pues ni loca
que estuviera!...
A si que me espanta a ese gato ahora mismo, que lo mío lo cuido yo.
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